La desaceleración es imposible de pasar por alto

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Tras la pandemia, la industria de la música vivió un resurgimiento con un público ansioso por volver a disfrutar de eventos en vivo. Sin embargo, el auge se ha visto frenado por una ola de cancelaciones de conciertos y festivales que azota la industria este año.

El regreso a los escenarios tras la pausa obligada por el COVID-19 generó un boom en la venta de entradas, impulsado por la necesidad de la gente de divertirse y socializar y por volver a disfrutar de sus artistas favoritos. Sin embargo, este entusiasmo no ha sido suficiente para contrarrestar el aumento significativo en los costos de producción de los eventos musicales.

El incremento en gastos como el transporte, el alojamiento, la mano de obra y la logística ha puesto en jaque a muchos organizadores, quienes se ven obligados a cancelar sus eventos ante la imposibilidad de cubrir los costos.

Al mismo tiempo, los asistentes, que parecían no tener suficiente, han comenzado a ajustar sus presupuestos dedicados a la música, pues se han dado cuenta que el dinero no alcanza y se han vuelto más selectivos.

Cifras alarmantes:

  • Live Nation, una de las productoras de eventos en vivo más grandes del mundo, ha cancelado más de 70 conciertos solo en los Estados Unidos en lo que va del año.
  • Festivales como el Coachella y el Glastonbury han tenido que aumentar significativamente el precio de las entradas, lo que ha generado descontento entre el público y ha llevado a una menor asistencia.
  • Tan solo en Reino Unido y Holanda más de 100 festivales han sido cancelados.
  • En México la lista es enorme: Jonas Brothers, Junior H, Coloso Fest, Prince Royce, Rock’n Rolla, Twice, Lupillo Rivera, André Rieu, Alejandro Fernández, Los Temerarios, Nick Carter, Lana del Rey, Korn y Black Eyed Peas entre muchos más.
  • Incluso Bad Bunny canceló conciertos en USA por baja venta de boletos.

Un futuro incierto:

Las cancelaciones no solo afectan a los organizadores y artistas, sino también a toda la cadena de valor de la industria musical, incluyendo técnicos, personal de seguridad, vendedores y empresas de servicios.

La industria se encuentra en un momento crítico, con la incertidumbre de no saber si el próximo año será mejor. La situación económica mundial no pinta un panorama favorable, lo que hace aún más difícil predecir el futuro de los eventos masivos.

¿Qué se puede hacer?

Es necesario encontrar soluciones creativas para reducir los costos de producción y explorar nuevas fuentes de ingresos. La diversificación de la oferta, con eventos más pequeños y accesibles, podría ser una alternativa para mantener viva la llama de la música en vivo.

La industria de la música se enfrenta a un gran desafío, pero también a una oportunidad para reinventarse y adaptarse a las nuevas realidades. La unión y la colaboración entre todos los actores del sector serán claves para superar este difícil momento y encontrar un camino sostenible para el futuro.

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