La noticia del trágico incidente ocurrido en el festival Ceremonia AXE el pasado fin de semana ha resonado con fuerza en toda la industria de la música en vivo. La pérdida de vidas de dos fotógrafos, Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas Hernández, nos obliga a reflexionar que la naturaleza compleja de nuestro trabajo pasa por la seguridad de todos.
Como se ha informado, la investigación está en curso. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México está centrada en esclarecer las causas del colapso de la grúa. Eso permitirá determinar las responsabilidades de los distintos involucrados en la organización, operación y supervisión del evento.
Sin embargo, las consecuencias de esta tragedia trascienden la mera investigación y la búsqueda de culpables. Este suceso representa un golpe tremendo para las empresas organizadoras, OCESA y ECO, quienes deberán asumir las repercusiones de lo ocurrido.
De igual manera, la marca AXE y su empresa matriz, Unilever, patrocinadores principales del festival, se ven directamente afectadas. Si bien no son directamente responsables del accidente, su imagen y reputación se asocian ineludiblemente con el evento. Deberán sufrir las consecuencias de este lamentable suceso y tomar decisiones sobre su futuro involucramiento en eventos masivos.
Finalmente, el impacto podría extenderse incluso a movimientos corporativos dentro de la industria. Los rumores sobre las pláticas para la total adquisición de OCESA por parte de Live Nation adquieren una nueva dimensión a la luz de esta tragedia. Es este incidente obligará a una revisión exhaustiva de los procesos y la cultura de seguridad de OCESA, lo que podría influir en los términos o incluso en la continuidad de las negociaciones.
Para quienes dedicamos nuestras vidas a crear experiencias musicales memorables, este suceso no puede ser ignorado. Debe ser visto como una llamada de atención para reforzar y reevaluar cada protocolo, cada medida de seguridad, cada paso en la planificación y ejecución de nuestros eventos.
La industria de la música en vivo se basa en la coordinación de innumerables detalles: desde el montaje de escenarios y la instalación de sistemas de sonido e iluminación, hasta la gestión de grandes multitudes y la seguridad de artistas, trabajadores y asistentes. En este intrincado entramado, la complacencia o la negligencia en un solo punto pueden tener consecuencias catastróficas.
Este trágico evento en Ceremonia AXE nos recuerda, de la manera más dolorosa posible, que no hay margen para el error. Cada decisión, cada aprobación, cada inspección, debe realizarse con la máxima diligencia. La presión por cumplir plazos, por optimizar presupuestos o por priorizar la estética nunca debe comprometer la integridad estructural y la seguridad de todos los involucrados.
Mientras las investigaciones avanzan y se definen las responsabilidades, es crucial que, como industria, iniciemos una revisión exhaustiva de nuestras prácticas. ¿Estamos realmente haciendo todo lo posible para identificar y mitigar cada riesgo potencial? ¿Estamos fomentando una cultura de seguridad en todos los niveles de nuestras organizaciones? ¿Estamos invirtiendo adecuadamente en la capacitación y la supervisión necesarias?
Este es un momento para la reflexión profunda y la acción decidida. La seguridad no es un costo que se pueda minimizar, sino una inversión fundamental en la sostenibilidad y la ética de nuestra industria.
AD ml 4
AD ml 3
AD ml 2
AD ml 1