iLe: La música como herramienta de expresión y lucha

Si bien aún son pocas, las mujeres van conquistando espacios dentro de la música latina con su voz y con sus letras y, a final de cuentas, con sus ideas. 

Una de ellas es iLe, a quien conocimos como integrante de Calle 13 al lado de sus medios hermanos Residente y Visitante. En 2014 inició su camino en solitario, abandonando la rudeza musical de ese grupo, pero no así el espíritu combativo. 

La condición de las mujeres, la desilusión política, la situación de su tierra –Puerto Rico–, sus sentimientos y las relaciones humanas son algunos de los temas que desarrolla en sus canciones. Los ritmos latinos, en particular caribeños, mezclados con la dulzura de su voz, crean música que ha sido reconocida y premiada en diversas ocasiones.

Con tres discos bajo el brazo, iLe se presentará por primera vez como solista ante el público de la Ciudad de México, en dos conciertos que ofrecerá el 8 y 9 de abril próximo en el Lunario del Auditorio Nacional. Esas presentaciones fueron el pretexto para platicar con ella.

¿Tienes disco nuevo o vienes a presentar parte del repertorio de los tres anteriores, iLevitable, Almadura y Nacarile?

Todavía no tengo disco nuevo, lo estoy preparando a mi ritmo. Voy a presentar mis discos anteriores pero va a ser un show bien especial porque tenía muchas ganas de presentarme en México y finalmente va a pasar.

¿Puedes hablarme un poco más de lo que veremos?

Traigo una banda pequeña, pero suena bastante potente. Me encantan las presentaciones en vivo y esa conexión me revitaliza mucho, y para mí es súper importante entregarme totalmente en el escenario y espero que la gente se dé la oportunidad de disfrutarlas. Siento que México me quiere tanto como yo lo quiero, y eso me emociona un montón. 

¿Cómo defines tu música? 

Es complicado. Me cuesta trabajo. Siempre digo que es honesta, porque yo hago lo que siento hacer. Es honesto todo lo que trabajo, porque parte de cosas que verdaderamente siento como persona, cosas que me inquietan, que adoro, que amo, que me molestan, que me entristecen, así que nada, desde ahí compongo yo.

La situación en Puerto Rico sigue siendo complicada. ¿Eso es algo que te interesa tratar en tus letras? 

Sí, es como una frustración que se va multiplicando. Hay un reconocimiento de que algo está cambiando positivamente, pero al mismo tiempo no se llega a sentir del todo. Como que parece que algo va a pasar, pero no pasa. 

Obviamente ser una colonia es algo tan anticuado y tan absurdo, tan violento, tan opresivo. Hay algo que nos va moviendo, pero esa colonia nos arrastra hacia atrás y nos quita toda la confianza que podemos tener en nosotros. Eso me provoca muchas cosas y las libero a través de mis composiciones.

Actualmente hay una explosión musical impresionante en Puerto Rico. ¿A qué atribuyes eso? 

Pues de verdad que yo misma me lo pregunto, es bien loco. Siento que hay un orgullo, una necesidad de sentir y gritarle al mundo que estamos aquí y eso se puede expresar a través del arte, de la música. Yo siento que de repente nos sentimos latinoamericanos, pero a la vez no sabemos si sentirnos parte de Estados Unidos. Como que siempre ha habido esa confusión y que nuestro folclore es parte de nuestro modo de protesta: cantar y bailar.

Es la primera vez que nos sentimos tan observados, de repente Puerto Rico se puso de moda. Es algo que no sabemos cómo procesar y que desde hace unos años vamos aceptando un poco. Es bien bonito sentirnos un poco…reconocidos. 

Uno de los géneros que están teniendo mucho éxito este año es la salsa. ¿Qué opinas de esto? 

Yo soy una cocola desde siempre, me encanta la salsa, y también he tenido el privilegio de trabajar con salseros de acá que admiro desde la infancia, así que me siento súper honrada. Es importante rescatar estos ritmos que son parte de nosotros y parte de nuestra identidad.

Me pasa algo parecido con la cumbia, que es otro ritmo que de repente te pone a bailar y que la cumbia mexicana suena bien distinta a la colombiana, y la cumbia argentina: cada quien expresa la música a su estilo, a su manera, pero es como regresar a la importancia de los instrumentos originales. A mí me encanta lo electrónico, es una librería infinita de sonidos, de texturas increíbles, pero el instrumento en sí también te transporta. Es lindo no dejar que eso se pierda, sino mantenerlo como parte del juego dentro de la música: la instrumentación.

Ahora bien, la escena puertorriqueña está llena de hombres, muy pocas mujeres, ¿a qué atribuyes eso y cómo te insertas ahí? 

No sé a qué lo puedo atribuir, a veces me pregunto si será parte de esta inseguridad que podemos tener como mujeres, sabiendo que es una industria donde sigue habiendo hombres mayoritariamente. Siento que esa necesidad de perfección que la sociedad nos exige a nosotras y ese miedo un poco al juicio excesivo que sentimos, de alguna manera nos limita a la hora de lanzarnos.  Porque talentos tenemos, hay mujeres increíbles y que merecen tener su espacio.

En otros países también estamos plantando banderas femeninas dentro de la industria,  pero todavía somos muy pocas. 

Pero tú has encontrado un lugar… 

Sí bueno, ha sido difícil, todo es difícil y arriesgado, pero hay que estar dispuesta al riesgo. A mí me gusta mucho lo que hago, y me siento que estoy donde quiero estar, que quién me va a decir que no. Simplemente estoy porque quiero y merezco estar.

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